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Acaba de terminar el rodaje de 'Siempre es invierno', su reencuentro con David Trueba tras la afortunadísima experiencia común con 'Saben aquell', y le espera un tiempo de tranquilidad. "Tengo un curro dentro de siete meses, así que aprovecho para hacer un llamamiento, porque voy a estar sin hacer nada. Creo que intentaré aprender a tocar el ukelele. O podría aprovechar para ponerme fuerte, a ver qué pasa…" David Verdaguer (Malgrat de Mar, Barcelona, 1983) sonríe con su habitual socarronería, justo después de admitir que, en su caso, las apariencias no engañan: "Soy un afortunado de la vida y me llegan bastantes propuestas. Y a algunas les digo que no: por falta de tiempo, por teatro, porque no me cuadran las fechas o porque no me convencen… Sí, estoy en una época en la que más o menos puedo elegir qué quiero y qué no quiero hacer".
De entrada, y tras el punto de inflexión que supuso interpretar los chistes y la tragedia de Eugenio Jofra, y el aluvión de premios y reconocimientos (entre otros, se llevó Fotogramas de Plata, Goya, Gaudí, Feroz y Forqué), puede resultar sorprendente que Verdaguer haya aceptado un papel secundario en 'Muy lejos', una película sustentada sobre los hombros de Mario Casas —quien recientemente confesó a Fotogramas "Hay cosas que me callo porque sé que mi opinión va a generar debate, pero intento estar comprometido con todo"— y que recibió el premio de la crítica en el palmarés oficial del Festival de Málaga 2025. "Salgo poquito, es verdad. No diré aquello de que no hay papel pequeño, porque sí los hay, pero tengo mucha amistad con Gerard Oms y, si puedo ayudar en lo que sea a personas a las que quiero, ¡lo hago!", afirma. "También te digo que me parece bastante estúpido aceptar únicamente protagonistas, no hay estatus que justifique no interpretar papeles secundarios".
Puede que haya dado el sí como muestra de apoyo al director y amigo en su debut. Pero su personaje, aunque breve, tiene mucha miga… ¿Ha pasado de catalán triste a catalán amargado y aprovechado?
Sí, es verdad. Es genial ser el antagonista, el espejo en el que el protagonista no debería reflejarse. La única pena es que no tiene mucho arco: es un tipo que comienza amargado y acaba amargado. Pero es verdad que tenía muchas ganas de interpretar a alguien tan distinto a los personajes que suelo encarnar. Así que acepté por puro egoísmo, también por las ganas que tenía de trabajar con Mario Casas y con Gerard. Y porque hay que currar. No es el caso, eh, pero como le decía Fernando Fernán Gómez a su representante cuando le ofrecían un mal proyecto: ¿Hay otro? ¿No? Pues tendremos que hacerlo. Es que a veces nos ponemos exquisitos, y es bueno tener claro que esto es un oficio y que rodar una película es una suerte. Si puedes elegir, de puta madre, pero no siempre se puede.
Ya nos ha dejado claro que usted sí puede. Cuenta el director que le apetecía ver qué surgía de la mezcla Casas-Verdaguer.
Me parecía buena idea unir a alguien que viene del mainstream con alguien más acostumbrado al cine independiente. Aunque en realidad da igual de dónde vengas. Yo tenía muchas ganas de currar con Mario, muchas. De entrada, si es colega de Gerard, ya me parece una buena cosa, no es mala presentación. Y como actor me parece muy bueno. Compartimos nominación al Goya cuando él ganó por 'No matarás', y me flipó lo que hace en esa película, es increíble. Fue un Goya muy merecido. Es un tío muy currante, que no ha hecho más que mejorar como actor, y es muy bonito ver desde dónde trabaja. En la película está magnífico. ¡Y huele muy bien! ¡Te lo juro! Ya tenéis titular: Mario Casas huele muy bien.
Lo propondré. Tengo la impresión de que la filmación de 'Muy lejos' debe de haber sido toda una experiencia.
Sí, fue un rodaje muy punk, y eso está muy bien, porque así empezamos todos, con rodajes punks. Un equipo pequeño, cámara al hombro, mucha calle, todo ocurre en Utrecht… Gerard tiene algo muy Dardenne. Y es bonito acompañar a gente a la que le puede más la ilusión que los vicios de esta supuesta industria. Tú curras unos días, unas semanas, pero Gerard llevaba años intentando levantar el proyecto, buscando financiación, pidiendo ayudas, volviéndose loco. Ojalá suponga un buen empujón tanto para Gerard como para Mario. Y para mí, para seguir haciendo más personajes cabrones.
Acaba de repetir con David Trueba.
Sí, en la adaptación de su novela 'Blitz'. Una película curiosa, una comedia romántica, entre millones de comillas. Pero muy oscura, gris y muy amarga. Y con muy mala leche. En esta segunda experiencia nos hemos entendido aún mejor que en 'Saben aquell', porque hay más amistad y con una mirada ya nos entendemos. David es muy meticuloso, pero nunca pierde esas ganas de jugar, es un niño de siete años con canas.
¿Usted las mantiene intactas?
No quiero perderlas, aunque a veces el miedo hace que te bloquees un poco. Ese miedo a hacer el ridículo, o a no estar a la altura, o a no hacerlo bien. Cuando trabajas con amigos, con gente que quieres, y tienes un buen guion en las manos, quizás es más fácil jugar y hacer el ridículo. O intentar no hacerlo, depende de cómo se mire. ¿Cómo gestiona su cambio de estatus en la industria? ¿Sabes qué pasa? Que el estatus no depende de ti. Yo soy igual de maravilloso o igual de imbécil que hace diez años. Sigo odiando el conflicto, sigo siendo muy trabajador, sigo teniendo dudas, sigo haciendo cosas muy buenas y sigo haciendo auténticas mierdas. Puede que las cosas cambien a nivel de ofertas, de poder elegir proyectos, en algunos casos a nivel económico, seguro. Pero en realidad, sigues siendo la misma persona, con luces y sombras, aunque desde fuera te puedan ver de una forma distinta. Tu obligación, tu lucha, debe ser la de seguir siendo el mismo cuando las cosas van bien o cuando van mal. Porque ahora estás de moda, y ahora dejas de estarlo.
En Catalunya es muy conocido desde hace años, no sé si eso se ha trasladado más allá.
No tengo problemas por ir a un bar o por moverme en metro, que es como me muevo, ni cosas por el estilo. Cuando la gente me reconoce, siempre es muy educada, y la mayoría no sabe quién soy. No soy Mario, a quien a veces la popularidad le impide ir tranquilo. O… yo he salido por las calles de Madrid con Ernesto Sevilla y es algo surrealista, aunque él lo lleva muy bien. Eso es ser famoso, lo mío es muy aceptable, muy cómodo, muy guay.
Ricardo Rosado es crítico de cine, periodista cultural, experto en comedia norteamericana, películas de terror de cualquier tipo y todo lo que ocurra entre géneros y formatos. Criado entre películas de Steven Spielberg, y malcriado desde que se topó con David Lynch, lleva una década escribiendo sobre el arte que consume.
En FOTOGRAMAS le leerás comentando los últimos estrenos en salas, fomentando la paz entre fans de Marvel y DC, repasando todas las novedades de Star Wars o sumergido en las profundidades de los catálogos de Netflix, HBO Max, Prime Video y Filmin. También le gusta hacer galerías y rankings de películas y series, pero nadie se fía demasiado de su criterio.
Tras estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid, creó un blog de reseñas cinematográficas con la esperanza de acudir gratis a festivales de cine y pases de prensa. Ahora, tras siete años escribiendo en FOTOGRAMAS sobre los últimos estrenos en salas, las series del momento y cualquier contenido disponible en los diferentes canales de streaming, sigue pensando que mereció la pena.
Frontman de dos vergonzantes proyectos musicales, director de diversos videoclips de bandas de heavy metal madrileñas y autor de no pocos cortometrajes escondidos en la red de redes, es el editor y uno de los orgullosos contertulios del podcast cultural 'Los de al lado de Pumares', espacio que le ha permitido participar como colaborador en otros formatos de radio como 'Estamos de cine' (Castilla-La Mancha Media) y 'El faro' (Cadena SER), además de haberle convertido en una de las voces principales de los vídeos de FOTOGRAMAS.